Ley de Medios: el macrismo decide “dejar de tapar el sol con las manos”


Por Marcelo Ramal        


        El nuevo decretazo de Macri es sólo la palada de tierra final a la ley de Medios kirchnerista. Antes de ello, los beneficiarios capitalistas de esa ley –como Cristóbal López- habían comenzado a abandonar a sus autores. Sin los Spolsky o Cristóbal López, el “atrincheramiento” de Sabbatella, que buscaba defender sus prerrogativas en el Estado, no llegó a final del año.


        El decretazo macrista permitirá la compra y venta de medios audiovisuales, y facilitará la integración de “multimedios”. Pero principalmente, la nueva norma levanta las restricciones a la extensión nacional de los servicios, a  las `propiedades cruzadas´ de diferentes medios y –lo más importante- al ingreso de las telefónicas a la TV paga. Se ha dado piedra libre, entonces, a un vasto proceso de concentración, desde la telefonía fija y móvil hasta los medios de comunicación tradicionales.  


           Aunque ahora se pasó a la condición de “denunciante”, el kirchnerismo es quien preparó las bases para esta monopolización: en efecto, la ley de “Argentina Digital”, votada el año pasado,  habilitaba a las telefónicas a prestar servicios audiovisuales. Eso mismo figuraba en la versión original de la ley de medios que Cristina Kirchner había enviado al Congreso. Para justificar su decreto, los funcionarios macristas bien podrían hacer propia la recordada frase con la cual la entonces presidenta intentó meter a las telefónicas en el negocio: “no se puede tapar el sol con las manos”.


        Mientras se anuncian los decretazos macristas, las “korpos” otrora oficialistas someten a sus trabajadores a los más diversos atropellos, desde la postergación en el pago de sueldos hasta los despidos. Después de haberse embolsado fortunas de la pauta publicitaria oficial, Spolsky, Garfunkel y otros victimizan a sus trabajadores.


Los trabajadores de prensa están ante un gran desafío.  El proceso de concentración intentará debutar con mayores despidos y flexibilidad laboral, y reforzará el  despotismo ideológico de las patronales sobre los periodistas. Junto a la oposición a cualquier despido y a la lucha por la estabilidad laboral, es necesario plantear el control obrero de la información y los contenidos, para defender la libertad de expresión y la independencia intelectual del trabajador de prensa. Ese control debe extenderse a las cuentas de los supermonopolios mediáticos, que aprovecharán la concentración para imponerle a los usuarios tarifas extorsivas por sus servicios.


El kirchnerismo, que ha abusado de la precarización laboral y la manipulación informativa desde sus capitalistas “amigos” y desde el Estado, no tiene nada que ofrecernos para esta lucha. Desarrollemos un debate y una iniciativa independiente de quienes gobiernan y nos han gobernado, en defensa del derecho al trabajo y de la libertad de expresión.


 

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